viernes, 11 de septiembre de 2015

La calle de la discordia

Jueves, 9:00 pm. zona centro de la ciudad. Voy de regreso a mi casa después de dar un paseo desde el barrio de San Juan de Dios hasta el Forum Cultural y de regreso. Visto desde el bautizado como puente del amor, el Arco de la Calzada sirve como un bello marco para las luces que iluminan las calles céntricas de esta ciudad zapatera. Después de atravesar la renovada calzada de los héroes, el umbral del monumento más significativo de la ciudad marca el inicio de la que muy probablemente sea la calle más bella, más representativa y más frecuentada en la urbe: la Madero.

La calle, nombrada en honor al iniciador del movimiento revolucionario nacional, respira un ambiente muy diferente al resto de las que componen el corazón de León; en ella la vida parece transcurrir aunque sea un poco más despacio. La gente la camina mientras disfrutan de una nieve, un tradicional caldo de oso u otra botana que dé sabor al paseo. Los jóvenes encuentran en ella una buena opción para sacar sus patinetas y ponerse a darle a la tabla y los empresarios la ven como una muy atractiva locación para sus negocios. Basta con caminar un poco para darse cuenta de lo mucho que ha cambiado el panorama; además de una remozada que incluyó el cierre de un par de calles para convertirlas en zona peatonal, la apertura de nuevos bares dio la pauta para confirmar la explosión del negocio de los bares en esta parte de León. Incluso un hospital que estaba en la calzada cerró sus puertas, la iluminación y la música electrónica del Rhino, uno de los muchos negocios que se encuentran en este corredor turístico. Así como éste, podemos encontrar otro puñado de establecimientos que le apuestan a la coctelería, los DJ's y en general a propiciar un ambiente donde el visitante pueda de igual manera sostener un rato de conversación o pararse y menearse al ritmo del beat en turno. 

White Rabbit, 1910, Rey Compadre, no son palabras aleatorias sin lógica alguna, son algunos de los nombres de los bares más reconocidos entre quienes frecuentan el área. Cada uno de ellos con un enfoque particular y distinto al otro. Dependiendo del piso que visites, el White Rabbit te presenta un par de alternativas: puedes quedarte en el primer piso y disfrutar con un ambiente más íntimo al compás de un jazz o subir a la terraza y envolverte en las mezclas del DJ en turno. Cabe mencionar que éste es tal vez el bar pionero de la escena local. Así como el Conejo Blanco, es posible encontrar un ambiente que satisfaga a todos aquellos que gusten de la música electrónica. El Rey Compadre es actualmente el lugar por excelencia en tèrminos de ambiente. Una puerta de madera es la entrada a este establecimiento que se distingue por ser un patio al aire libre en el cual los jóvenes reciben las primeras horas del día al ritmo de la música. Desde fuera sólo se puede adivinar que lo que ahí dentro pasa es una fiesta masiva. Luces y sonido proveen para los pachangueros que horas más delante muy probablemente irán a buscar algo de cenar para contrarrestar un poco los efectos del alcohol. 


Pero mientras por un lado florece este movimiento de chavos, música bailable y fiesta, por otro hay bares y negocios que vieron con impotencia cómo intereses externos les afectaban y orillaban a cerrar o cambiar de giro para sobrevivir al panorama. Bares como el Chumani y el One Coffe Rock  hoy son únicamente recuerdos en la memoria de quienes acudían a ellos regularmente. Ambos se destacaban por su oferta musical. Como su nombre lo indica, el One Coffe Rock era un refugio para los amantes del rock clásico. Donde antes hubo guitarras, álbumes y buen rollo,hoy sólo vemos una puerta negra cerrada con un sello de clausura pegado. El caso de Chumani fue más sonado, llegando a ser noticia local. El pequeño bar que se enfrentó a las modas y con su mobiliario austero, precios accesibles y ecléctica selección musical fue primero objeto de un cierre que parecía ser temporal, pero que a día de hoy arroja como saldo el local original aún cerrado. Sólo se puede ver un poco de las paredes pintadas que eran parte del concepto alternativo del bar. Resucitó un tiempo después en otra ubicación, pero la magia original ya no estaba. Se perdió igual que se perdió la diversidad que antes fue sello y motivo de orgullo de la Madero.

Habrá que encontrar una solución para esta disyuntiva. No podemos olvidar que al fin y al cabo hablamos de negocios y todo se reduce a pérdidas y ganancias. Claro es que el concepto dominante de música electro y lounge bar es el predilecto, pero también existe un público desatendido, clientes que quedaron huérfanos de entretenimiento y esperan con ansia el momento de volver a la Madero a tomar una cerveza mientras mueve el pie al ritmo de su música. 

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